Siempre
he pensado que las personas sin hogar nos demuestran nuestro gran fracaso: estamos anestesiados hacia los más desfavorecidos. Porque las injusticias lejanas
o las que no vemos cada día pueden resonar de vez en cuando según
la sensibilidad de cada uno, pero los sintecho
están cada día en las aceras de nuestras ciudades.
Sin
embargo, hay un grupo que sí cree en las segundas oportunidades, y en las
terceras, las cuartas… Son los miembros de la Asociación Bokatas con sede en la
parroquia de los Sagrados Corazones de Madrid, junto al Bernabéu. Estos jóvenes
dedican las noches de los lunes y los jueves a entablar conversación con
personas sin hogar con la ‘excusa’ de repartir unos bocadillos y caldo
caliente.
Precisamente
el día que me invitaron a su reunión mensual, un abogado nonagenario alegaba en
la Audiencia Provincial de Madrid que “los
mendigos no son humanos” defendiendo a unos neonazis que dejaron en coma a
un sintecho en 2009. Está claro que
este señor nunca se ha sentado a hablar con una persona que vive en una acera y
nadie le ha explicado que mientras una persona normal sufre tres o cuatro sucesos
traumáticos en su vida, ellos sufren siete u ocho encadenados.
Gráfico de la EAPN (European Anti Poverty Network) |
La
labor de Bokatas SSCC (también están en la universidad de Comillas, la
parroquia de San Juan Bautista y en Pamplona) no acaba en las rutas nocturnas. Los
voluntarios les acompañan a realizar trámites administrativos o al médico;
organizan torneos de fútbol; celebran cenas especiales de Navidad y hacen
seguimiento exhaustivo de los casos con más posibilidades de salir de la calle.
Gestiones
que para nosotros son tan sencillas como pedir cita al médico y desplazarnos a
la consulta o renovar el DNI puede suponer un mundo para ellos. “Suelen esperar hasta
que no puedan aguantar más del dolor para pedir ver a un médico, lo cual agrava sus dolencias” explica una
voluntaria. “No es un trago agradable para ellos, cuando yo he acompañado a
alguno, los pacientes con los que compartimos sala de espera miran muy mal”.
Recuerdan
también el caso de una mujer que estaba en la calle de forma transitoria por
haber sido desahuciada. Tenía un hijo de 23 años con una discapacidad intelectual
y ambos debían renovarse el DNI. El mero hecho de afrontar las tasas
-10,40€ cada uno- sumado a las fotos de carnet le descuadraba el presupuesto del mes para
poder comer. La Asociación decidió pagárselo y les acompañó a la comisaría. Y
es que sólo pagan cosas de este tipo de forma puntual y tras acordarlo entre
todos.
Cada
año los voluntarios de Bokatas participan en el recuento de personas sin hogar
de Madrid que reúne el máximo de datos posible sobre los sintecho. Participan unos 900 voluntarios y cuando se publican los
datos, el Ayuntamiento comparece sobre la situación. En la última reunión, Ana Botella declaró su compromiso: que “en cinco años no haya nadie en las calles de Madrid”. La audiencia presente
no daba crédito: “Yo creí que no lo había oído bien, tuve que preguntar si de
verdad había dicho eso”, confiesa una de las voluntarias.
Salir
de la calle es muy difícil pero algunos lo consiguen. Es el caso de Juan
(nombre ficticio), un joven español de 26 años que dormía en el aeropuerto de
Barajas y sufría un problema de alcoholismo. A las 6AM se levantaba y daba
vueltas por Madrid hasta que conoció Bokatas y empezó a pedir ayuda. Gracias a
su esfuerzo y la ayuda de los voluntarios y la psicóloga social del proyecto,
lleva desde diciembre sin beber. Con su RMI (Renta Mínima de Inserción) ha podido
alquilar una habitación y está buscando trabajo.
Por
cada historia de éxito hay muchas más de fracasos y recaídas, pero en Bokatas no
se rinden y siguen agachándose a hablar y compartir la vida en las
aceras de Madrid.
Para más información: www.bokatas.org Y el sábado 6 de abril celebran una fiesta benéfica,
¡qué mejor forma de conocer el proyecto!
¡qué mejor forma de conocer el proyecto!